INTRODUCCIÓN
Viver tiene un nombre propio en la historia de la Guerra Civil Española. Los acontecimientos que ante sus puertas ocurrieron son motivo suficiente para que se le recuerde y con esta finalidad he escrito estas líneas.
Este trabajo está elaborado a partir de la bibliografía existente al respecto, en unos casos demasiado antigua, en otros demasiado sectaria, pero es lo que hay, y lamentablemente es muy poco. Todos los autores citados coinciden en afirmar que la Batalla de Levante (marco en el que se desarrolla la que podríamos denominar “Batalla defensiva de Viver”) es una de las más importantes de la Guerra, en la que mayor cantidad de medios interviene, pero aun así, no hay tantos estudios específicos como en alguna de las otras grandes Batallas, caso de El Ebro, Madrid, Teruel, etc.
Animo desde aquí a otros investigadores a que también se pongan manos a la obra para que este episodio de la Guerra Civil no caiga en el olvido, esperando que estas notas puedan servir de acicate para ello.
LA LÍNEA XYZ
Viver formó parte de lo que se denominó LÍNEA DEFENSIVA XYZ, sobre la que vamos a hacer un poco de historia
El 10 de Abril de 1938, el General Vicente Rojo, decreta una serie de medidas para afrontar las perdidas, tanto de recursos militares como geográficas, que el Ejército Popular de la República había sufrido desde la caída de Teruel. Una de estas medidas es la reorganización general de los Ejércitos, con la creación de nuevas unidades; Otra, la fortificación de las zonas próximas a Valencia, las cuales se delataban como dirección y objetivo principal de las tropas de Franco.
El día 27 de Abril, ya estaban en Valencia los Tenientes Coroneles Sáez Aranaz y Bernal Segura y el Mayor Fuster Picó, a quienes el General Miaja había encargado el proyecto de defensa de la plaza.
El día 28 de Abril, los Generales Miaja (jefe del Grupo de Ejércitos) y Matallana (Jefe de Estado Mayor), firman una serie de disposiciones concernientes a la creación de varias líneas defensivas en el sector costero, para enlazar con las fortificaciones del interior. La primera de ellas partía del Cabo de Oropesa, Oropesa, Castillo de Mirabet, Sierra del Monte Negro, montañas entre el Río Monleón y la carretera de Benafigos a Adzaneta, las sierras de la Batalla y Nogueruela, el Vértice Peñarroya y las sierras de La Calcera y Corbalán, donde enlazarían con las construcciones ya existentes en la zona de Teruel. A su vez, se estaba trabajando en otra línea con la que debería enlazar la anteriormente comentada, se estaba construyendo en la comarca de la Iglesuela del Cid, Vértice Peñarroya y loma Milano.
En el mismo sentido, el 3 de Mayo de 1938, se solicita a una comisión desplazada del Ejército del Centro y presidida por el Coronel Tomás Ardid, el estudió de una nueva gran línea defensiva que se extendería por Almenara, Sierra del Cid, Azuebar, Almedijar, Jérica y Viver, la Sierra de Javalambre y Sierra de Seviñán, para apoyarse en el Turia. Esta línea es la que más tarde se conocerá como Línea XYZ.
La Línea XYZ toma su nombre de las siglas utilizadas para denominar las Coordenadas Geográficas. Fue llamada también, Línea Matallana, por ser éste el General al que se atribuye su diseño, y forma parte del que más tarde se llamará “Cinturón de Hierro de Valencia. Se componía de los siguientes 14 centros de resistencia: 1.- Alturas de Almenara; 2.- Vértice Picayo; 3.- Kilómetro 18 de la Carretera de Soneja a Nules; 4.- Kilómetro 7 de la Carretera de Almedijar a Ahín; 5.- Matet; 6.- Norte de Gaibiel; 7.- Viver-Jérica, con posiciones batiendo el llano entre Viver y Teresa; 8.- Bejis; 9.- Canales; 10.- Andilla; 11.- Abejuela; 12.- La Yesa; 13.-Arcos de las Salinas; y 14.- Santa Cruz de Moya.
Pronto comienzan los trabajos de fortificación de esta línea, a cargo de la Comandancia General de Ingenieros Grupo de Ejércitos de la Región Central. El 8 de Mayo, ya se le solicita al Comandante General de Ingenieros del Grupo de Ejércitos, informes relativos a ritmo de trabajo, condiciones técnicas y tácticas de las obras, materiales empleados, necesidades de cemento y alambre espinoso y mano de obra empleada, así como la destrucción, si fuera necesario, de las principales vías de acceso a Sagunto, Valencia y Castellón. En las mismas directrices, se le insta a que en el plazo de 20 días, la línea ya se encuentre en situación de defensa, recomendando que duplique turnos de trabajo y que emplee mano de obra civil y de prisioneros.
La ruptura en dos de la España Republicana, con la llegada al mar de las tropas de Franco, obliga a tomar decisiones rápidas y urgentes, por el peligro que corren tanto Sagunto como Valencia. En una instrucción particular reservada al Comandante General de Ingenieros del Grupo de Ejércitos, de fecha 12 de Junio de 1938, se le insta a que intensifique los trabajos de fortificación, con acuerdo a los siguientes puntos: 1.- Necesidad de aumentar, en el plazo de 24 horas, a un mínimo de 6.000 personas dedicadas a los trabajos de fortificación, movilizando a personas civiles de hasta 45 años que no trabajaran en el campo o industrias de guerra, de acuerdo con los Gobernadores Civiles de Valencia y Castellón: 2.- Los trabajos deben tener el siguiente orden de urgencia: Región Almenara-Jérica, Región Jérica-Viver, y Región Andilla-La Yesa-Arcos de las Salinas; y 3.- Se solicita información diaria y antes de las 22 horas de los avances en los trabajos de cada uno de los puntos.
El 18 de Junio de 1938, el Jefe de Estado Mayor del Ejército Republicano de Levante, Coronel Federico de la Iglesia, dá la orden de “resistir a toda costa el empuje de las tropas franquistas”. El 15 de Junio se habían creado dos nuevos Cuerpos de Ejército: El C. de E. “A”, y el C. de E. “B”, unidades frescas, de nueva creación y con la moral alta, con la misión de defender “a toda costa” la línea principal de resistencia: la línea XYZ.
El 29 de Junio de 1938, el Teniente Coronel de Ingenieros, en informe dirigido al Estado Mayor del Grupo de Ejércitos, se queja de la lentitud en los trabajos realizados en zona montañosa, sobre todo por la escasez de mano de obra en comparación con la extensión a fortificar. Los trabajos se convierten en un castigo, debido al sofocante calor y a las precarias condiciones en las que se desarrollan. Se prioriza, llevándose a cabo atendiendo principalmente a las posibles líneas de penetración del enemigo. Los informes del S.I.A (Servicio de Información) no pueden ser peores, el enemigo se prepara para una ofensiva en masa y los trabajos de fortificación distan bastante de estar terminados. Se opta por que la primera línea la terminen las fuerzas que vayan a ocuparla para su defensa. Se considera como utilizable y en algunas zonas como ya terminada en los siguientes puntos: Santa Cruz de Moya, Arcos de las Salinas, Zona de Viver, Jérica y Zona de Almenara; y como retrasados, en las Sierras de Espadán y Javalambre, debido a la naturaleza abrupta del terreno (en su mayor parte cantera) y a la falta de compresores y de herramienta de mina. En este mismo informe se plantean otras líneas defensivas posteriores: línea Río Palancia-Segorbe-Alcublas-Chelva; y línea El Puig-Los Carasoles, al Noroeste de Manises.
El 9 de Julio de 1938, en informe redactado por el Jefe de Estado Mayor del Grupo de Ejércitos, dirigido al jefe de las fuerzas aéreas, describe la línea e identifica las fuerzas que la guarnecen: El Cuerpo de Ejército “A”, que está compuesto por las Divisiones 10, 15 y 50, y el Cuerpo de Ejército “B”, compuesto por las Divisiones 54 y 101.
El Cuerpo de Ejército “B” (el que nos interesa), estaba al mando del Teniente Coronel Romero, distinguido en la defensa de Madrid. La línea a cubrir era: Viver-Teresa-Sacañet- Peñas del Diablo, con los siguientes límites: Por el Este, la línea Jérica-Masía, y por el Oeste, la línea Altura-Gátova. La 54 División se estableció a las puertas de Viver (altos de San Roque, Santa Cruz, Cerro Cruz, etc.), mientras que la 101 División se situó entre la Carretera de Bejís a Canales y el Camino de la Almarja (El Toro) hasta más allá del Vértice Salada. Estas unidades, tenían como misión la de “defender a toda costa las posiciones que se les confían, sin pensar en repliegue de ninguna clase, teniendo en cuenta que su resistencia ha de permitir al Ejército de Levante retirarse al amparo de la línea, con lo que dispondrá del tiempo necesario para reorganizar sus Unidades desgastadas”.
La batalla defensiva estaba planteada. El General Miaja era optimista, tanto con el diseño de las defensas (bien apoyadas en lo abrupto del terreno) como con las fuerzas (unidades frescas y con la moral alta) y material empleado, que se estima en unas 500 piezas de artillería, unas 100 antiaéreas y unos 200 blindados. Pronto se comprobaría si las defensas construidas eran lo suficientemente resistentes ante los ataques. Algunos autores hablan de bunquers de hormigón capaces de soportar bombas de 500 kilos, pero el sistema defensivo estendido en el sector de Viver fue el de líneas escalonadas de trincheras, rodeadas de alambre de espino y refugios subterráneos perforados en alguno de los montes que circundan el pueblo, caso de Morredondo, Santa Cruz, Alto de los Domingos y San Roque.
El 13 de Julio de 1938, comenzó una gran ofensiva franquista cuyo objetivo directo era Valencia, y el mayor obstáculo a rebasar: VIVER
LA BATALLA DE LEVANTE
El 23 de Abril de 1938, Franco ordenó a sus Cuerpos de Ejército “Levantinos”, el de Castilla al mando del General Varela y el de Galicia al mando del General Aranda, que se pusieran en marcha con la misión de alcanzar la línea Teruel-Sagunto. La suerte estaba echada, no había marcha atrás. Las tropas de Franco fueron avanzando paulatinamente en la dirección marcada hasta el mes de Julio.
El 8 de Julio, el General Dávila, dá las últimas directrices a seguir para “aislar, batir y destruir al Ejército Rojo de Levante”. Las tropas que participaron son las siguientes: Cuerpo de Ejército de Castilla, al mando del General Varela, con las Divisiones 15, 52, 82, y una brigada de Caballería; Cuerpo de Ejército del Turia (creado para estas operaciones el 29 de Junio) al mando del General Solchaga, con las divisiones 3ª de Navarra, 12 y 81; C.T.V. (Cuerpo de Tropas Voluntarias Italianas), al mando del General Berti, con las divisiones Littorio, XXIII de Marzo, la 5ª de Navarra y la brigada Flechas Azules; Destacamento de enlace, al mando del General García Valiño, con las divisiones 1 de Navarra, 84, 108, más la II Brigada de la 61 División y la II Brigada de la División de Caballería; y el Cuerpo de Ejército de Galicia, al mando del General Aranda, con la divisiones 4ª, 55 y 83. Estas tropas estaban apoyadas por la masa principal de Artillería, así como por toda la Aviación Nacional, la Legión Cóndor y la Aviación Legionaria. Estas maniobras se denominan “Acción B”, y marcan las fases de ejecución de las mismas, que son dos: 1ª FASE.- En esta primera fase el avance principal correspondería al C.T.V, que lo haría por la carretera general en dirección Sarrión-Albentosa, ocupando el nudo de carreteras que se encontraba cercano a esta última localidad; el Cuerpo de Ejército del Turia atacaría al sur del C.T.V., teniendo como objetivo principal Manzanera, para alcanzar la línea Fuente del Cepo-Loma-Navajo; el Cuerpo de Ejército de Castilla tenía como misión fijar al enemigo desde la Muela de Sarrión al Vértice Estopar, avanzar en dirección a Mora de Rubielos y Nogueruelas, hasta enlazar con el destacamento de García Valiño, y después, las dos grandes unidades rastrillarían el valle del Mijares hasta llegar al Valle del Palancia; el Cuerpo de Ejército de Galicia y el Destacamento de Enlace debían alcanzar la Sierra de Espadán, siguiendo como ejes de la marcha la Sierra de Espadán y la línea Onda-Artana-Chovar. 2 FASE.- El Cuerpo de Ejército de Turia avanzaría en dirección Barracas-Bejis-Alcublas-Villar del Arzobispo-Bugarra-Chiva, cubriendo el flanco de todo el Ejército del Norte; el C.T.V. avanzaría retrasado con respecto al Cuerpo de Ejército del Turia, en dirección Barracas-Viver-Altura-Alcublas-Pedralva-Chiva, pasando luego a la línea Chiva-Turis-LLombay-Carlet; el Cuerpo de Ejército de Castilla, iría relevando las tropas del C.T.V. organizando una nueva línea defensiva apoyada en Muela de Sarrión-Vértice Salada-Villar del Arzobispo; El destacamento de Enlace avanzaría en dirección Segorbe-Liria-Cheste-LLombay, cubriendo luego la línea Alcira-Sueca; el cuerpo de Ejército de Galicia, por la costa, avanzaría por Sagunto a Valencia.
Según el cronista de la campaña de Franco, Manuel Aznar: “la masa de tropas y de material que iban a chocar en Levante eran las siguientes: Nacionales: 19 Divisiones y dos Brigadas de Caballería, con 227 Batallones y 20 Escuadrones, 645 cañones y 400 aviones. El Cuerpo de Ejército Voluntario recibió el refuerzo de la 5ª División de Navarra (al mando del Coronel Bautista Sánchez), y entró en fuego con un total de 38 Batallones, dos Batallones de Carros, un Batallón mecanizado, 250 cañones, 42 piezas antitanque 56 cañones antiaéreos.; y por los Republicanos: 16 Divisiones, con 220 Batallones, Una Brigada de Caballería, 100 carros de combate, 200 piezas de artillería y 128 aparatos de aviación, y en la retaguardia existían en período final de organización, cinco Divisiones más. Probablemente, la batalla relevante es la que el Ejército Rojo ha afrontado con mayor optimismo inicial. Fuerzas y material suficientes para la defensa, terreno verdaderamente áspero, los observatorios en su poder, las altas cotas fortificadas, un sistema de comunicaciones amplio y cómodo, daban a los marxistas motivos más que suficientes para aguardar relativamente tranquilos el nuevo esfuerzo del Ejército franquista”.
Lo cierto es que aunque los diversos autores no coincidan en las cifras exactas, las tropas de uno y otro bando estaban bastante equilibradas en cuanto a efectivos terrestres (tanto infantería como artillería), pero la aviación franquista superaba con creces a la republicana, tanto en número como en calidad de los aparatos. Esta supremacía aérea (según Francisco Ciutat de Miguel, en estas operaciones, los Nacionales contaron con unos
Ya se ha explicado que la idea de la maniobra sobre Valencia concentraba un gran número de fuerzas atacantes en un espacio relativamente estrecho: por la derecha estaban las alturas de la Sierra de Javalambre, por la izquierda, el curso del Río Mijares y las alturas de la Sierra de Espadán, y como única vía de penetración la carretera de Teruel a Segorbe. Pronto comenzarían las tropas de Franco a amontonarse sin espacio de maniobra, para terminar en el cuello de botella de Viver.
Las operaciones llevadas a cabo desde el día 13 de Julio se desarrollan con gran rapidez, cosa que debió sorprender tanto a atacantes como a defensores. Las primeras jornadas se van a convertir en unos de los avances sobre el terreno más rápidos de la Guerra Civil: el día 13 se rompió el frente por Sarrión en dirección hacia el nudo de comunicaciones de Albentosa, primero, y hacia Barracas, más tarde. Manzanera cayó el
LA OFENSIVA ITALIANA SOBRE VIVER
Como anteriormente he apuntado, las tropas italianas del C.T.V., fueron las elegidas para formar la punta de lanza con la que Franco pretendía romper la línea XYZ a su paso por Viver. La orden era clara: “embestir frontalmente”.
El día 17 de Julio, cae prisionero, en el sector de la División Littorio, un oficial republicano del Servicio de Información del XIII Cuerpo de Ejército Republicano. Se obtienen informes a cerca de las líneas de contacto entre diversos Cuerpos de Ejército Republicanos, haciendo mención expresa a lo bien protegido que está el paso por Viver. El General Berti convoca ese mismo día una reunión con el General Vigón, en Cella, advirtiendo a este último de lo peligroso de un ataque frontal y de lo fructífero que sería el desplazar los objetivos hacia zonas menos protegidas. Todo fue en vano, el ataque debía desarrollarse según lo previsto.
El General Berti, dicta una orden de operaciones con la intención de avanzar hacia los objetivos fijados. El mismo día 17, las tropas italianas inician el movimiento de avance hacia Viver: La 5ª División de Navarra (asignada temporalmente al Cuerpo Expedicionario Italiano), avanza hasta chocar en Villanueva de Viver y Puebla de Arenoso con fuerzas de carabineros, calculadas en dos brigadas; la División Littorio completa y estira la ocupación por la zona de Pina de Montalgrao; y La División XXIII de Marzo, ocupa la Masada del Sordo, ya en Ragudo.
Mientras tanto, en los alrededores el avance no era tan rápido: La 62ª División Nacional ocupaba Olba, y el Cuerpo de Ejército del Turia, continuaba en la zona de El Toro, más o menos a la altura de la División XXIII de Marzo.
El día 18, el avance continúa, aunque con mayor lentitud. La 5ª de Navarra ocupó Villanueva de Viver y siguió el avance con dirección Fuente la Reina-Montán-Montanejos; la Littorio, por su parte, continuó en dirección Villanueva-Pina-Viver; y la XXIII de Marzo tomó el extremo occidental de la Masada del Sordo. Por su parte, la Frecce Nere, a la izquierda del CTV, llegó a las proximidades de Zucaina; las tropas de la Agrupación Valiño luchan sin avanzar nada, en la sierra de Espadán, y el Cuerpo de Ejército del Turia combate al Norte de Bejís.
Al chocar las tropas del Cuerpo de Ejército del Turia y de Valiño en las Zonas de Bejis y Espadán, respectivamente, el avance de las tropas del C.T.V. se presentó muy dificultoso, puesto que sus flancos quedaban desprotegidos.
La batalla final, ante las puertas de Viver, se preveía difícil. Hasta aquí, había sido un paseo para las tropas de Franco, pero el cansancio comenzaba a hacer mella en la tropa, el calor era insoportable y los defensores de Viver empezaban a dar muestras de su intención de no dar un paso a tras
El 19 por la mañana, precedida de una importante acción artillera, comenzó el asalto final a las defensas de Viver. Los combates que tras la artillería se sucedieron han sido calificados, como “de los más sangrientos” de toda la Campaña. Prueba de ello dá el testimonio de D. Salvador Fernandez de la Torre, Teniente de infantería de la escala de Milicias, perteneciente al Ejército Popular de la República, en unas notas marginales en el libro de Francisco Ciutat: “… Mi Batallón, el 720, Cuarto y formando la Reserva operativa de la Brigada 180, en la 54 División, ocupó posiciones en la mañana del día 19 de Julio a ambos lados de la carretera de Teruel a Sagunto, delante del pueblo de Viver (Castellón), Cerro de San Roque y Cerro de Santa Cruz, con la carretera de por medio, rechazando todos los ataques de la punta de lanza del C.T.V., llegando físicamente a la lucha cuerpo a cuerpo en las mismas posiciones, resultando yo herido de bayoneta italiana…”
El día 20, ante la lentitud del avance, el General Berti intentando salvar la situación, dió nuevas órdenes para el ataque de sus tropas. El combate es cosa de locos, como de un Quijote contra los molinos. Entre los días 20 y 23, se sucedieron sin descanso ataques contra las defensas republicanas. Continúa D. Salvador Fernández de la Torre su relato: “…(y esto lo afirmo con mayúsculas: SIN DESCANSO, ni de día ni de noche, porque lo viví- o mejor dicho, lo sufrí personalmente- sumergido en aquel indescriptible infierno). Los horrorosos bombardeos, los ataques y los contraataques de locura. …En Viver, donde el enemigo, como igualmente la defensa republicana, se desangraba sin lograr avanzar un solo paso. Allí delante de Viver, … contra las incesantes oleadas de endemoniados ataques de todas las unidades del C.T.V. y con muchísimas bajas de parte y parte, a la caída de la tarde del 23 de Julio, se puso definitivo cierre al Cuerpo de Tropas Voluntarias, y colateralmente a los Cuerpos de Ejército de Castilla y del Turia.”
La situación para las fuerzas de Franco era muy complicada. Sin espacio para maniobrar ni fuerzas de refresco, los continuados ataques eran frenados una y otra vez por los republicanos, apoyados de un intenso fuego de armas automáticas, artillería y de tanques rusos (los afamados T26). El 24 se dá orden de suspender los ataques a diversas unidades como la 12 División Nacional, que había llegado hasta Peña Juliana en Bejis, por la imposibilidad de continuar con el avance; en el sector de Viver, el mismo día, a las 21:00 horas, la División de Asalto Littorio, situada al Sur de Caudiel y en la Zona de Benafer, ante lo precario de su situación, es relevada por la Brigada de Flechas Negras, que quedaría situada desde el Norte de la partida de los Novales hasta el Norte de Cerro Cruz, enlazando con los Flechas Azules; Al poco, tambien fue relevada la XXIII de Marzo, situada frente a Viver. El 25, comenzó la Batalla del Ebro, que no fue otra cosa que un golpe de mano republicano para distraer la atención del Levante. Lo cierto es que, sea por el comienzo de la Batalla del Ebro (Franco sacó numerosas tropas que combatían en el frente defendido por la Línea XYZ para enviarlas al Ebro, caso de las divisiones Littorio y XXIII de Marzo), o sea por la titánica resistencia republicana, Viver se salvó de la ocupación franquista, y con él, el objetivo final de Franco: Valencia.
Para los republicanos, la defensa de Viver fue una grán victoria, sólo equiparable a las de Guadalajara, Madrid y Teruel. El General Vicente Rojo dirá al respecto: “…entre los días 20 y 23 de Julio, incesantes oleadas de infantería se suceden y son inmediatamente deshechas; los tanques italianos, las divisiones de Flechas, las tropas frescas que el enemigo ha recibido se estrellan ante la tenacidad de los defensores…La victoria del Ejército de la República, a los cinco meses de reveses estaba clara. Una victoria de resistencia semejante a la de Madrid. El terreno se venía defendiendo palmo a palmo, y si el enemigo lograba conquistar algo lo hacía a costa de numerosísimas bajas…Era una lucha terriblemente encarnizada, en la que nuestro soldado había puesto ya, por la resolución con la que se lanzaba a la pelea, un espíritu patriótico cuyo antecedente estaba en Madrid y que sólo se superaría después en el Ebro...”
Tras el día 25, el frente de Viver se convertirá, hasta el final de la guerra, en un frente relativamente “en calma”, marcado por pequeños golpes de mano y fuego intermitente tanto de artillería como de fusilería. Lo que comenzó como una batalla de la 2ª Guerra Mundial, con rápidos avances sobre el terreno, terminó convirtiéndose en una batalla defensiva de trincheras, al estilo de la 1ª Guerra Mundial.
Algunos autores mantienen que, de no haberse producido la Batalla del Ebro, en un par de días el Ejército de Franco habría roto las defensas de Viver, esto sólo son conjeturas, lo cierto es que no ocurrió.
Este año 2.008, se han cumplido 70 años de estos acontecimientos. Testigos mudos de aquellos días son unos pocos restos que todavía pueden verse por la zona. Bunquers semi-destruidos (en su gran mayoría nacionales, construidos tras la estabilización del frente), trincheras impracticables totalmente cubiertas de maleza, túneles y galerías derruidas en su gran parte. Lástima de patrimonio que con el paso del tiempo y por la acción humana está destinado, si nadie lo remedia, a su total desaparición.
* Licenciado en Historia por la Universidad de Valencia.